Más de 1.500 personas llenarán los hoteles de lujo de la zona para asistir al enlace de la nieta del príncipe Salman, gobernador de Riad

11.06.11


Todos los años, en los prolegómenos del verano, al sector turístico de Marbella le asalta la misma pregunta: ¿vendrá algún miembro de la familia real saudí a Marbella?. Desde el fallecimiento del rey Fahd, algunos de sus descendientes, así como su hermano y gobernador de Riad, Salman bin Abdulaziz Al-Saud, asoman por la Milla de Oro con los bolsillos llenos de 'petrodólares', pero con más discreción. Lejos de la auténtica revolución que provocaba el desembarco del monarca, que ponía pie en tierra rodeado de un nutrido séquito que poblaba las habitaciones de todos los hoteles de lujo de la zona. Eran otros tiempos. Vacaciones de dos y tres meses que dejaban tras de sí cajas registradoras boyantes y decenas de contratos, desde un chófer hasta un jardinero. Otros tiempos que la ciudad espera reeditar durante unos días este mismo verano.
El imponente palacio El Rocío, réplica de la Casa Blanca que domina una loma en las cercanías de Puerto Banús, se prepara para un acontecimiento que supondrá una buena inyección a la economía local. Según ha podido saber este periódico de distintas fuentes consultadas, la nieta del príncipe Salman, la princesa Sara Fahd Bin Salman, contraerá matrimonio en Marbella con un joven de nombre Talal Bin Abdulaziz Bandar. El escenario será la lujosa morada de la familia real saudí, que preside la Milla de Oro, y donde ya se están realizando los primeros preparativos para el enlace, que previsiblemente se celebrará el 2 de julio, y la fiesta, que se prolongará varios días.
Mutismo casi absoluto
El hermetismo es total en torno a la boda real. Ni desde el Consulado de Arabia Saudí en Málaga ni en muchos de los hoteles que ya han colgado el cartel de lleno gracias a los más de 1.500 invitados que se desplazarán hasta Marbella quieren ofrecer datos. La confidencialidad es la marca de la casa y esperarán a que haya una comunicación oficial para poder entrar en detalles. De lo que no hay dudas es de que los grandes beneficiados con el enlace real, amén de las boutiques y establecimientos de lujo de Puerto Banús y el centro de Marbella, serán los alojamientos de cinco estrellas de la ciudad y otras localidades cercanas. Todas las fuentes consultadas coinciden en que hoteles como Villa Padierna, Puente Romano, Marbella Club y Kempinski han colgado el cartel de lleno tanto por la afluencia masiva de árabes que asistirán a los festejos nupciales por la de los clientes fieles verano tras verano a los que han querido guardar su sitio.
Pero no solo se ha disparado la demanda de habitaciones y de suites en la horquilla entre el día 25 de junio y el 5 de julio. Los alquileres de villas están teniendo un enorme tirón para las familias que se desplazarán hasta Marbella desde Dubai, Abu Dhabi o Catar. Es el caso del Villa Padierna, donde todavía resuenan los ecos de la escapada veraniega de Michelle Obama del verano pasado. «Es muy importante que retorne el mundo árabe que se había ido desplazando en los últimos años a la Costa Azul», valora Ricardo Arranz, propietario del hotel donde se alojó la primera dama estadounidense.
Acento árabe
«Va a ser un 'boom' al estilo de los de antes, como cuanto venía el rey Fahd», comentan desde el hotel Marbella Club, otro de los establecimientos más exclusivos de Marbella, donde el 60 por ciento de la ocupación entre el 30 y el 5 de julio tendrá acento árabe. «Vamos a tener familias de las más importantes», agregan. «Es muy bueno para volver a situarnos en ese mercado. Además son clientes muy exigentes pero muy elegantes en el trato», apuntan desde otro hotel. Todos afirman que no tienen encargos ni consignas de antemano, más que la discreción. Irán reaccionando «sobre la marcha» en función de lo que vayan demandando los selectos huéspedes.
Caso contrario será de las puertas de palacio para adentro. En las vastas instalaciones ya hay zafarrancho para tenerlo todo a punto. Desde los jardines a la preparación de dos salas diferenciadas para los hombres y las mujeres por si en algún momento de la celebración las tradiciones musulmanas requieren de una separación por sexos. Algo que ve poco probable el imán de la mezquita de Marbella, Allal Bachar. «Si lo celebran aquí significa que querrán hacerlo a la manera europea», opina. De momento no tiene encomendada ninguna tarea desde palacio, aunque es consciente de que esos días el rezo del viernes será más multitudinario de lo normal.
Lo que también es una incógnita es si habrá representantes de otras casas reales. La cercanía de la boda del príncipe de Mónaco, que comenzará el 30 de junio y se prolongará varios días, puede solapar el enlace de la princesa saudí. Desde el Palacio de la Zarzuela, de hecho, explican que a día de hoy no tienen constancia de ninguna invitación a la familia real española. El Rey Juan Carlos es amigo personal del príncipe Salman, abuelo de la novia, y de hecho casi todos los veranos realiza una visita privada al palacio Al Riyad, que colinda con el del desaparecido rey Fahd. «En principio se iban a casar en Arabia Saudí pero ha sido ella la que ha elegido Marbella», señalan otras fuentes.
Servicios y protección
Con 1.500 invitados, lo que se prevé es una logística de aupa. Al parecer, han optado por traer de su país de origen a los cocineros, pasteleros y otros profesionales que se encargarán de las viandas, que volarán también destino Marbella. Pese a ello, algunos negocios selectos de la ciudad ya están avisados de que en cualquier momento se les pueden requerir servicios y suministros, especialmente para atender a las familias que estén alojadas en las villas.
También se prevé un dispositivo especial de seguridad que se guarda con secretismo. Dará protección a príncipes y princesas árabes y a los jeques que arriben a la Milla de Oro. Esas labores de vigilancia suelen recaer, según comentaron fuentes policiales a SUR, en un cuerpo especializado de la Policía Nacional que tiene su base en Madrid. En caso de que lo requieran, la Policía Local les auxiliará en las labores. Todo será poco para que la boda real salga a pedir de boca.